lunes, 26 de noviembre de 2007

Caperucita [Ismael Serrano]

Las historias que se cuentan a los niños suelen estar exentas de dramas personales. Se les minimiza el contacto con las miserias humanas, ya tendrán tiempo de descubrirlas por sí mismos. Pero, en ocasiones, incluso nosotros mismos no caemos en la cuenta de este "generoso" detalle. Quizás caperucita nunca fuera como nos la describieron, la niña dulce e inocente que sobrevivió a los zarpazos y la mandíbula del lobo. Quizás renunció a sus sueños mucho antes de poder gestarlos. Quizás nadie le dedicó una sonrisa cómplice, un abrazo sincero. Vaya esta canción a todas y cada una de esas "caperucitas" que no reinaron en su cuento diario, a las que siguen sufriendo los zarpazos del lobo y a las que fueron salvadas por su valeroso y heroico cazador. Hay días en los que me averguenzo de que ciertos "sujetos" (por llamarlos de alguna manera) se denominen "hombres"...






ENTZUN
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Caperucita sólo tiene dieciséis
primaveras sin flores, papá le dice: "Ven.
Caperucita eres joven y tienes que aprender
a ocuparte de la casa, que serás una mujer.

Para que seas buena esposa
y no envejezcas sola,
en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo,
que te atrapa tu destino,
que has de ser madre y esposa
".
Y la pobre Caperucita llora.

"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad
"
.

Una fría tarde Caperucita iba
a casa de su abuela a llevarle comida,
cuando se encontró con un lobo feroz:
"Dime dónde vas niña, que te acompaño yo".

La muchacha se supo perdida.
Gritaba Caperucita
mientras la devoraba el lobo.
Bajo la falda del vestido
estallaron los dormidos
sueños que en la noche
la mantenían viva. Pobre Caperucita.

"Quiero volar, lejos de aquí escapar..."

Una gris mañana Caperucita se casó,
vestida de blanco, bella como una flor.
Su marido, muy elegante, otro lobo feroz,
y su padre orgulloso lloraba de emoción.

Ahora cada noche el lobo la devora,
clava sus dientes, y llora
Caperucita mientras espera a que un aullido
le diga que el dormido animal despertó.
Después descansa tranquilo el malvado lobo feroz.

La cara de Caperucita alumbra una sonrisa
mientras mece una cuna. En ella está una niña,
quizás futura oveja para un lobo feroz,
a no ser que afortunada la rescate tu amor.

Caperucita la arrulla contra el pecho
y un murmullo lento y lleno
de esperanza y vida,
canta Caperucita.

"Quiero volar, lejos de aquí escapar..."

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