sábado, 19 de mayo de 2007

El rescate [Enrique Bunbury]



Desde la plaza de armas de un lugar cualquiera
te escribo una carta para que tú sepas
lo que ya sabías, aunque no lo dijeras.
Espero que llegue a tus manos
y que no la devuelvas.

Que pagues el rescate que abajo te indico.
Yo tampoco me explico por qué no acudí antes a ti.
Pero nadie puede salvarme, nadie sabe lo que sabes,
y tampoco entregarían lo que vale mi rescate.

No hay dinero, ni castillos,
ni avales, ni talonarios,
no hay en este mundo -aunque parezca absurdo-
ni en planetas por descubrir
lo que aquí te pido.

Y no te obligo a nada que no quieras.
Las fuerzas me fallan, mis piernas no responden;
te conocen, pero no llegan a ti.

Decidí por eso mismo, un mecanismo de defensa.
Presa como está mi alma, con la calma suficiente,
ser más fuerte y enfrentarme cuanto antes a la verdad,
sin dudar un segundo, lo asumo,
sólo tú puedes pagar el rescate.

Devuélveme el amor que me arrebataste
o entrégaselo, lo mismo me da, al abajo firmante;
pues no hay en este mundo -aunque parezca absurdo-
ni en planetas por descubrir
lo que aquí te pido.

Y no te obligo a nada que no quieras.
Las fuerzas me fallan, mis piernas no responden;
te conocen, pero no llegan a ti.

No hay comentarios: