domingo, 1 de julio de 2007

Fosa de melancolía

Acabo de encontrar un escrito contemporáneo a mi extinta depresión. Y tras una conversación que surgió anoche en un oscuro bar de copas (Ismael Serrano diría que "uno no debe fiarse: los peores garitos a las peoras horas están llenos de la mejor gente") he decidido buscarlo y colgarlo por si a alguien le pudiera servir un retazo de experiencias.

Qué hacer cuando
no quedan islas
donde naufragar,
cuando al llanto desconsolado
no le sigue el abrazo consolador,
cuando la decepción
gana la batalla a la alegría

disculparás
que de un tiempo
                                  a esta parte
mis cantos no rebosen
la impotencia de quien espera
la llegada de ese momento
        tantas veces anhelado

pero

he de reconocer
que no soy buen marinero
que durante la tempestad
          si no tengo dónde agarrarme
sucumbo ante el golpe de la marea

cuando era un niño
-nadie asegura que haya dejado de serlo-
siempre existía ese paraíso artificial
en el que los maldenominados problemas
se hacían diminutos,absurdos,casi inexistentes

las agujas del reloj
han querido
desterrar aquellos ingenuos tiempos
que me estrelle de repente con la puta realidad
en la que nadie está a salvo
y,
     cual titulo filmográfico,
nadie conoce a nadie

allí donde quiero volver
no queda nada que salvar
los cromos no pegan
las peonzas ya no giran
y el hombre del saco
                                       no es solo una amenaza

asisto envidioso
y a la vez melancólico
a la transformación
de viejas glorias:
Epi ha dejado paso a los Lunnis
Espinete desaparece tras un conjuro
y ya nadie se acuerda de Yupi

te propongo una revolución
obliguémonos a rendir homenaje
a esos héroes caídos
enfademos a la bruja avería
y volvamos a abrir el debate
    sobre qué demonios es Don Pimpón

quizás solo así
encontremos el camino
a nuestros mejores tiempos.

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